El doctor Martin Seligman, fundador de la psicología positiva define tres vías hacia la felicidad:
La vida placentera, la comprometida y la significativa.
La vida placentera se
refiere a la parte más hedonista del bienestar y está relacionada con los
sentimientos que nos produce, por ejemplo, recibir una buena noticia. Son las
emociones positivas que sentimos a través de experiencias pasajeras. Resultan
sanas y deseables, pero es el elemento más superficial del bienestar.
La vida comprometida o de involucramiento tiene que ver con cuando encontramos una pasión o vocación y utilizamos nuestras fortalezas para llevarla a cabo. En inglés hay una palabra que lo define a la perfección “flow”. Es el caso de la pasión que puede llegar a sentir un violinista interpretando una obra musical o la de un profesor que encuentra su vocación transmitiendo conocimiento.
La vida significativa que es la vía
hacia la felicidad más profunda y duradera a la que puede aspirar el ser humano
y tiene que ver con un proyecto de vida, que trasciende sobre nuestra persona.
Puede estar influenciado por la espiritualidad, la religión, pero también con
causas como la defensa de los Derechos Humanos. En definitiva es una vía que
trasciende y da sentido a nuestra vida desde la profundidad.
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